"Disfruto intentando capturar momentos de la vida de las personas cuando visito una ciudad. Caminando por las calles de Santiago de Compostela llegué a la plaza en la que se encuentra la estatua de Cervantes. Ese día había un mercadillo y uno de los vendedores tenía un lavamanos con espejo a la venta. Esta fotografía es una de las muchas que saqué, en ese momento el vendedor intentaba convencer a un posible cliente para que comprara el lavamanos. Me gustó la forma en la que el comerciante sólo puede ser visto en el espejo y el modo en que su mano atraviesa la realidad hasta convertirse en reflejo. Además, aún me pregunto quién era la mujer que, desde atrás, lo observaba todo. La fotografía callejera se compone de momentos como estos"